La HispaCup tiene estas cosas, un torneo vibrante e igualado que ofrece la oportunidad a los equipos participantes de olvidar todo lo malo de la temporada y disfrutar de la consecución de un título. La final de ayer fue un fiel reflejo de lo indicado que ya se ha convertido en el espíritu de la competición.

Y es que si tiramos de datos ni Trambolikos ni River Guadalquivir eran favoritos, ni siquiera para pasar la fase de grupos siendo estrictos con las matemáticas. El conjunto burdeos venía de ser último en Primera División, tenía por delante en su grupo a dos rivales de su misma categoría que habían quedado por encima de ellos y al campeón de Tercera Grupo II. Los del Guadalquivir, por su parte, se enfrentaban a un primera, al campeón de su categoría y a uno de los mejores equipos de Tercera, además, viniendo de consumar el descenso desde Segunda.

Pero los números no valen, esto es fútbol y los partidos se ganan en el verde, no en la calculadora. Trambolikos entró con pie firme, por todo lo alto, venciendo a Chavales por la mínima (0-1) en un apretado partido. Dicen que en este tipo de torneos la clave es ganar el primer partido, y lo hicieron. Al igual que un River Guadalquivir que se impuso también por la mínima al Cerro Deportivo (0-1).

El siguiente duelo se saldó con empate para Trambolikos ante el At. Cerro del Águila (1-1) y con una nueva victoria para River Guadalquivir (1-0), los rojiblancos con este resultado ya sabían que eran equipo de semifinales. Trambolikos necesitaba no fallar en la última jornada, empató ante Michiellini (0-0) y aprovechó la victoria de Chavales ante Cerro (1-2) para meterse en semifinales como segundo. River pugnó por la primera plaza pero cayó goleado ante Celta de Jigo (5-2).

Una vez más, las matemáticas decían que Trambolikos y River no eran favoritos para meterse en la final, pero lo consiguieron. Los primeros, sacando un empate ante Celta de Jigo (2-2) que se resolvió en los penaltis. Los segundos haciendo lo mismo (1-1), pero ante Chavales.

La final se antojaba apretada, se intuía una resolución en los penaltis, un empate muy forzado difícil de resolver en 25 minutos y con los claros antecedentes del resto de partidos pero, una vez más, los datos fallaron. Trambolikos fue capaz de imponerse sin necesidad de llegar a la tanda, cero a dos, para llevar a sus vitrinas el segundo trofeo de su historia en F7Sevilla. Son campeones de Segunda División y campeones de la HispaCup ¡enhorabuena!