Pese a la decepción del Atlético Giraldillo por no lograr alzarse como campeón de la Primera División de la F7Sevilla League, la temporada del conjunto verderón solo tiene un calificativo: histórica. Y ello en base a los hitos que este equipo de amigos ha conseguido rubricar en el presente curso.

La F7Sevilla Champions Cup llegó en el pasado mes de diciembre, la segunda consecutiva, la segunda de su historia y la que les permitía coliderar la tabla de equipos que más veces la han logrado empatado con La Naranja Pelona. Ahora, la F7Sevilla Cup conseguida, es también el segundo entorchado logrado por el Atlético Giraldillo en este competición (el anterior llegó en la temporada 2013/14) y les permite coronarse como el equipo que más veces la ha ganado.

Su rival en la tarde del pasado Domingo, el Calvitos del Pro, era un hueso duro de roer. Más aún si tenemos en cuenta que este histórico equipo también tenía ante sí la posibilidad de lograr su segundo título copero y auparse como el conjunto que más veces la había ganado.

Pese al buen hacer de ambos conjuntos, el primer tanto no tardó en llegar, lo hizo por mediación de Tabaré, probablemente el jugador más destacado del Atlético Giraldillo en el presente curso. El canterano de Chavales F7 vive su segunda temporada como verderón y puede decirse que ha logrado explotar todas sus virtudes tras un primer año de adaptación.

Tras el descanso, ambos equipos se concentraron, vivieron con intensidad el momento de la charla y salieron siendo conscientes de que el partido estaba más que abierto aún. Un cero a uno era un resultado de riesgo para ambos. En este contexto apareció el killer que todo equipo necesita, Toni González para firmar un doblete que se antojaría decisivo para dirimir el título, dos tantos muy simbólicos para un jugador que no lo pasó bien al inicio de la temporada pero que, a base de casta y sacrificio, ha vuelto a ser el que era en este final de curso.

Con todo perdido y tres goles abajo, el Calvitos del Pro dio una lección de lo que es competir. Se abstrajo completamente del resultado y echó el resto, sin importar los minutos, sin importar la desventaja. Fruto de este arranque de casta llegó el tanto de Zurdo que no fue suficiente para cimentar una posible remontada, no hubo tiempo, pero que dejó claro porqué el Calvitos merecía estar en esa final.

Con el pitido del colegiado, ilusión desbordada en las filas verderonas y sensación de trabajo bien hecho, por haberlo dado todo, en los calvitos. Víctor, meta del Giraldillo, cumplía su deseo y se retiraba con un doblete siendo el, además, el que levantó la copa.